La Doro en la cocina |
Vaya día más otoñal. No me disgusta, pues el otoño me hace encender la chimenea y tener ese calorcito hogareño que me recuerda mi infancia y adolescencia en Miranda, mejor dicho , en Fefasa. Vivíamos en casa de La Doro, como era conocida en todo Bayas y parte del Poblado.
La Doro estaba gordita y nunca doblaba las rodillas ni para agacharse. Es una cosa que siempre llamó mi atención. Cocinaba, bajaba a la tienda de mi mami con la bolsa de la compra, iba a la pescadería de la Prescen, que tenía un pescado fresco de lujo, y hacía la casa y la comida.
Por la mañana nos peinaba a mi hermana y a mí y mientras nos hacía las coletas nos cantaba "dónde vas Alfonso XII....." o "Mambrú se fue a la guerra..." entre otros hits del momento. A mí me gustaba que lo hiciera y hasta llegue a grabarla a sus 93 años, cuando casi no recordaba muchas cosas, pero todo era empezar, y ella seguía. Esa era La Doro, "la que más rápidamente escardaba las remolachas", como decía ella. Tenía unos aires de despierta que no veas y lo bien que manejaba la zapatilla.
Comíamos cocido tres veces por semana; y cuando digo cocido, me refiero no sólo a los garbanzos, sino a los caparrones,así llamados de Briviesca para arriba, las lentejas...., o sea, la legumbre. No eran años de bonanza, pero en mi casa se cocinaba bien,sin grandes lujos pero sabrosito. Los sábados por la noche cenábamos todos juntos en la cocina: mi madre, mi padre, mi hermana, mi abuela Doro, mi abuelo Sabando, que así le llamaban, mi tía Juli, mi tío Pituli, cuyo mote viene de la huerta del Pituli - según creo entraron sin permiso cuando eran pequeños-,y mi primo Óscar, patilargo y delgaducho y a menudo con acetona.
La cena del sábado era siempre la misma, morcillas asadas. Las morcillas de la Aurora. Mi madre vendía kilos y kilos los sábados .Eran buenísimas y llegaban siempre humeantes.Nos encantabas churruscaditas y siempre iban acompañas de una buena ensalada y el porrón de vino con gaseosa.
Me encantaban los sábados, porque era el día que nos juntábamos en casa todos. El resto de los días comíamos a plazos, unos a una hora y otros a otra, y mi padre, sólo, porque venía tarde del trabajo en su mobilette. Era superrápido comiendo y siempre tenía el periódico en la mesa. Por aquel entonces casi todo lo comía con cuchara y los trozos de filetes, que a mí a veces se me hacía bola, mi padre los deboraba a una rapidez increíble. Los pedazos que cortaba eran tan grandes que a mí me parecían imposibles de tragar., pero él, se los metía en la boca y al momento, plash, tragados.
Cuando pienso en los pucheros de La Doro, salivo al pensar en las ensaladas que preparaba para acompañarlos. En verano teníamos tomates de la huerta. Mi abuelo Sabando cultivaba tres tablaos, como él decía, y, nuestro vecino Pablo, el de la Ina, decía que no había una fila torcida en la huerta. Y era verdad.
Pues, de vuelta a los tomates, mi abuela preparaba una ensalada de tomates y guindilla asada aliñada con aceitito y ajito de chuparse los dedillos. Al hilo de esto os voy a dar una receta de una Ensalada de Tomate que hoy he preparado y que bien creo que tiene influencia de La Doro.
Ensalada de Tomate
Ingredientes: Tomates
Aceite virgen
Vinagre de Jerez
Sal
Ajo
Como los tomates de esta época no son los mejores del mundo, debéis pelarlos y partirlos en rodajitas. Después cortáis un ajito finamente y aliñáis la ensalada con aceite virgen de oliva y una gotita de vinagre, como decía mi abuela. No he terminado la receta, pues el toque mágico viene ahora: meted la ensalada al micro y calentadla 1 minuto. Llevadla a la mesa y ....a untar. ¡Me ha sabido a todos esos momentos compartidos con mi familia alrededor de la mesa! ¡Buen provecho si estáis comiendo!